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La inclusión y los derechos humanos son esenciales para actuar contra el cambio climático

20 octubre 2016

El cambio climático y los derechos humanos están indisolublemente vinculados. No tiene mucho sentido analizar uno de los términos sin tener en cuenta el otro.

“Incluso en el tema del cambio climático, se manifiestan las toxinas humanas del fanatismo y el prejuicio”, declaró Kate Gilmore, Alta Comisionada Adjunta de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. La Sra. Gilmore participó en un debate durante la Reunión de Expertos sobre Cambio Climático y Derechos Humanos.  En los dos días que duró el evento, que tuvo lugar recientemente en Ginebra, se examinaron posibles medidas contra el cambio climático basadas en los derechos humanos, en el contexto de la aplicación del Acuerdo de París adoptado por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

El Acuerdo de París congrega a todos los países en una causa común a fin de tomar medidas ambiciosas para combatir el cambio climático. Es el primer acuerdo universal y vinculante sobre el clima que incorpora un compromiso sólido y explícito de respetar y promover los derechos humanos durante la acción climática.

“Podemos apreciar las conexiones cada vez más frecuentes que la comunidad internacional establece entre el cambio climático y los derechos humanos en numerosos procesos”, afirmó la Sra. Mary Robinson, ex Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y actual Presidenta de la Fundación Mary Robinson-Justicia Climática.

Por su parte, la Sra. Gilmore recordó a los participantes que el cambio climático no repercute de la misma manera sobre todas las personas y que algunas comunidades son más vulnerables que otras a sus consecuencias.

Las calamidades provocadas por el cambio climático afectan con especial dureza a los pequeños Estados insulares. La Sra. Nelly Caleb, Coordinadora Nacional de la Asociación de promoción y defensa de las personas discapacitadas de Vanuatu, en la región de Asia y el Pacífico, dijo que si bien en su país el cambio climático ha afectado negativamente a las personas con discapacidad, éstas han logrado hacerse oír y hallar soluciones mediante iniciativas conjuntas.    

“Cuando la promoción se realiza en solitario, las cosas avanzan muy lentamente”.

La ratificación y las normas de aplicación del Acuerdo de París se están elaborando con rapidez, lo que constituye un paso adelante en el esfuerzo mundial encaminado a abordar el cambio climático, señaló la Sra. Robinson.

“En este proceso, debemos velar por que los derechos humanos operen como principios fundamentales”, advirtió. “Los enfoques basados en los derechos humanos no podrán incorporarse posteriormente. Los delegados y las partes tienen que comprender el vínculo desde ahora. El margen de oportunidad está disminuyendo con rapidez”.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad al Hussein, advirtió de que la incapacidad para adoptar inmediatamente medidas enérgicas llevará al mundo a una situación de grave deterioro progresivo causada por el cambio climático. Según Zeid, el tiempo del diálogo ya pasó y ha llegado el momento de luchar contra el cambio climático con medidas basadas en los derechos humanos. 

El año pasado se formuló el Compromiso de Ginebra, como un esfuerzo encaminado a promover la acción climática basada en los derechos humanos.

Los Estados signatarios se comprometieron a garantizar la estrecha colaboración entre los activistas del clima y los defensores de derechos humanos de sus países, en búsqueda de una acción climática más eficaz, que beneficie a todas las personas, en particular a las más vulnerables.

“Los firmantes del Compromiso están dispuestos a seguir ayudando a fomentar un diálogo transparente, abierto y mutuamente beneficioso”, declaró la Embajadora Elayne Whyte Gómez, Representante Permanente de Costa Rica ante las Naciones Unidas. “Creemos que este es un largo viaje, que no habrá un ‘fin de curso’, sino tareas y desafíos permanentes para los cuales aspiramos a disponer de más conocimiento y preparación a medida que avancemos en el trayecto”, declaró.

La Sra. Robinson sostuvo que la “compasión consecuente” debería orientar las acciones climáticas posteriores, es decir, la comprensión de que la empatía hacia quienes sufren debe estar vinculada a una acción eficaz para aliviar su sufrimiento.

“Las actividades basadas en los derechos humanos deberían acompañar a las ciencias del clima y al análisis de sus repercusiones”, afirmó la Sra. Gilmore. “Los peores aspectos del cambio climático deben evaluarse en términos humanos, para comprender sus efectos sobre los marginados, los más vulnerables y los más afectados. Esa evaluación deberá realizarse sin discriminación y ha de ser colaborativa, transparente y justa”.

20 de octubre de 2016

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