Saludos cordiales a todos y todas.   Quiero expresar mi agradecimiento a los propietarios tradicionales de la tierra en la cual tiene lugar esta reunión hoy.  Quiero rendir homenaje a las personas mayores del pasado y del presente, y a las personas de las Primeras Naciones que asisten a este evento.

Gracias por la invitación a participar en esta conferencia, donde vamos a entablar una conversación vital.

Durante los últimos cinco años la Comisión Australiana de Derechos Humanos, a través de su Free and Equal Project, ha llevado a cabo una labor crucial y estimulante para situar a los derechos humanos en un lugar prioritario de la agenda política y social.

El Marco de Derechos Humanos propuesto por la Comisión supone un paso clave, y llega en un momento crucial.

Ahora mismo, nuestro planeta está atravesando un período de conflictos, desorden, incertidumbre y una profunda fragmentación.

Las normas aceptadas del derecho internacional son cada vez más cuestionadas o violadas con total impunidad.

Estamos siendo testigos de ataques contra derechos a todos los niveles, desde los derechos de las mujeres, hasta los derechos de las personas LGBTIQ+, así como los derechos de los migrantes y los refugiados y refugiadas.

El racismo y la discriminación de todo tipo están al alza.

La profunda crisis económica global está ampliando la distancia enorme que existe entre ricos y pobres.

Además, todos y todas estamos padeciendo las consecuencias catastróficas de la inacción ante el cambio climático, lo que representa una amenaza directa y existencial para la supervivencia de la humanidad.

Australia es un importante actor a nivel regional y global, que puede ayudarnos a encontrar soluciones.

Soluciones que se basen en una defensa sólida del derecho internacional, los derechos humanos y una gobernanza responsable y participativa.

Soluciones diseñadas para reconstruir la confianza y defender estos valores centrales que sostienen nuestra humanidad compartida.

Uno de los mayores activos que posee Australia es su diversidad.

Se trata de un país que se ha construido a partir del poder y belleza que conllevan las diferencias entre los seres humanos.

La cultura viva más antigua que existe en el planeta llama hogar a esta tierra.  Al igual que lo hacen millones de otras personas australianas quienes se identifican con más de 300 ascendencias diferentes. Casi una tercera parte de la población australiana nació en el extranjero.  Más de una de cada cinco personas australianas habla en su hogar un idioma distinto al inglés.

Aceptar todas estas diferencias supone acoger una Australia mejor, más equitativa y más digna.

La incorporación de una Ley de Derechos Humanos en Australia reforzaría la justicia, la inclusividad, la libertad y el respeto, para todos los australianos y australianas.

Tal como muchos de ustedes han venido sosteniendo durante años, y que es algo que comparto plenamente, una Ley de Derechos Humanos contribuiría a guiar la legislación y las políticas, consolidaría la labor de supervisión que realizan los tribunales y reduciría las lagunas existentes en el marco legal nacional en Australia sobre derechos humanos.

Además, daría capacidad a todas las personas en Australia, sin importar quienes sean, a tomar medidas cuando quiera que sus derechos se vean amenazados.

Yo conmino de todo corazón a apoyar la aprobación de una Ley de Derechos Humanos, lo que ayudaría a garantizar un futuro mejor para todos los australianos y australianas.

Los derechos humanos ofrecen un modelo para una gobernanza efectiva.  Nos dan esperanza.  Sirven para unir a nuestra familia humana.

Les animo a aprovechar este impulso para reclamar nuestros derechos.

Gracias.