Estamos consternados por la noticia de que el líder opositor ruso Alexei Navalny ha muerto en prisión.

La Oficina del ACNUDH, junto con otros organismos, había planteado en diversas ocasiones su profunda inquietud acerca de las acusaciones formuladas contra Navalny y sus recientes detenciones, que parecían tener carácter arbitrario.

En agosto pasado, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, hizo hincapié en que la sentencia de 19 años de cárcel dictada contra Navalny suscitaba interrogantes acerca del acoso judicial y la instrumentalización de los tribunales con fines políticos en Rusia, y pidió que el reo fuera puesto en libertad.

Insistimos en el hecho de que todo Estado tiene el deber eminente de proteger las vidas de las personas privadas de libertad. Si alguien muere estando bajo la custodia del Estado, se presume que éste es responsable de esa muerte -una responsabilidad que solo puede refutarse mediante una investigación imparcial, exhaustiva y transparente, realizada por un órgano independiente. Instamos a las autoridades de Rusia a que velen porque esa investigación pueda llevarse a cabo.

Exhortamos a las autoridades rusas a que dejen de perseguir a los políticos, activistas de derechos humanos, periodistas y otros opositores. Todas las personas que están encarceladas o han recibido condenas de prisión por el legítimo ejercicio de sus derechos, comprendido el derecho a la libre expresión y a la reunión pacífica, deberían ser excarceladas de inmediato y las acusaciones que pesan en su contra han de ser sobreseídas.