Desarrollando tecnologías digitales más seguras para todos y todas
31 octubre 2023
Las nuevas tecnologías digitales han transformado la forma en que las personas vivimos en innumerables aspectos, creando crecimiento económico y empleo, generando avances científicos, dando poder al activismo de derechos humanos y ofreciendo nuevas oportunidades en todas las dimensiones de la sociedad, según afirma Lene Wendland, Jefa de la Unidad de Empresas y Derechos Humanos en Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Las tecnologías digitales también pueden contribuir a impulsar los avances en todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), añadió.
Al mismo tiempo, el lado oscuro de estas mismas innovaciones puede representar riesgos graves para los derechos de las personas llegando incluso a violar el derecho a la privacidad, extendiendo el discurso de odio, la desinformación, debilitando el proceso democrático y aumentando la violencia en línea contra las mujeres y las personas LGBTI, según Wendland.
Esta es la razón por la que resultó esencial para Derechos Humanos de las Naciones Unidas, quién lleva la iniciativa en cuanto a empresas y derechos humanos dentro del sistema de las Naciones Unidas, crear el Proyecto Empresas y Derechos Humanos en la Tecnología (Proyecto B-Tech) en 2019, como forma de abordar estas cuestiones ofreciendo una hoja de ruta autorizada para aplicar los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos (UNGP, según sus siglas en inglés) al desarrollo y uso de las tecnologías digitales.
La Oficina ha desempeñado un papel crucial a la hora de exigir responsabilidades a las empresas por abusos de derechos humanos en línea con los UNGP. Hace doce años, los UNGP cambiaron las expectativas que se tenían sobre cómo las empresas debían llevar a cabo sus actividades de negocio. Antes de los Principios Rectores, la medida en la que los derechos humanos se aplicaban a los negocios era a la vez una cuestión que generaba división y polarización. Estos Principios Rectores se convirtieron rápidamente en la normal global que países y empresas usaban como manual universal para prevenir, abordar y remediar abusos en materia de derechos humanos relacionados con actividades comerciales.
«Los UNGP condujeron a conseguir avances radicales a la hora de cómo hacer negocio respetando los derechos humanos, además de proporcionar el marco perfecto para prevenir, abordar y remediar los peligros potenciales y reales relacionados con las tecnologías digitales,» explicó Wendland.
Un marco de derechos humanos para la tecnología
A través del Proyecto B-Tech, la Oficina trabaja directamente con empresas como Microsoft, Hewlett Packard Enterprise, Google, y Meta. El proyecto no solamente colabora con socios privados, sino también con gobiernos, académicos y académicas, además de la sociedad civil, ofreciendo un espacio seguro para trabajar juntos y aprender unos de los otros.
Las cuatro áreas clave en las que se enfoca el Proyecto B-Tech son: abordar riesgos para los derechos humanos en algunos modelos de negocio, debida diligencia en derechos humanos y uso final, rendición de cuentas y reparación, además de explorar respuestas normativas y políticas a cuestiones problemáticas en materia de derechos humanos vinculadas a las tecnologías digitales. También se presta atención especial al papel que juegan los inversores en tecnología.
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Nosotros no podemos llevar a cabo esto solo nosotros. Necesitamos contar con estas colaboraciones y asociaciones estratégicas para que este proyecto tenga efectos notorios.
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Lene Wendland, Jefa de la Unidad de Empresas y Derechos Humanos en Derechos Humanos de las Naciones Unidas
Wendland se congratula por el compromiso firme suscrito por Google para colaborar a través del B-Tech con el objeto de atender los problemas de derechos humanos, incluso en el campo de la IA generativa. El Programa de Derechos Humanos de Google incorpora la estrategia general de Google para defender los derechos civiles y los derechos humanos.
«Nuestro equipo tiene la responsabilidad de trabajar con Google con el fin de elaborar nuestras políticas, procesos, y herramientas en la esfera de los derechos humanos, lo cual incluye llevar a cabo una diligencia debida en derechos humanos, ofrecer asesoramiento a nuestros equipos de producto acerca de riesgos potenciales y sobre cómo mitigarlos, y mucho más,» detalló Shahla Naimi, Directora Global Adjunta de Derechos Humanos en Google.
En Bruselas, el equipo de Derechos Humanos de Google se incorporó recientemente a una reunión organizada por B-Tech y la Global Network Initiative con el fin de analizar la IA, los derechos humanos y el entorno normativo en evolución, y mantenida con organizaciones de la sociedad civil, académicos y académicas, legisladores y otras empresas.
«En Google llevamos años realizando debida diligencia en derechos humanos en productos de IA,» aseguró Naimi. «El objetivo de nuestra labor aquí es identificar efectos negativos reales y potenciales además de oportunidades para adoptar medidas apropiadas destinadas a evitar, prevenir o mitigar estos efectos dañinos. Nuestras iniciativas de diligencia debida en IA generativa suponen una continuación de estos esfuerzos a mayor largo plazo.»
Como ejemplo, declaró Naimi, Google llevó a cabo una diligencia debida sobre productos específicos con el fin de orientar un enfoque basado en derechos humanos para futuros productos y servicios los cuales integrarán o implementarán IA generativa analizando su alcance, escala y probabilidad de efectos negativos. Otras tareas incluyeron un análisis no especializado en productos de IA generativa la cual tiene en consideración riesgos a largo plazo relacionados con los derechos humanos para las personas y la sociedad en general, con el objeto de que sirva para que Google comprenda los daños y oportunidades potenciales que conllevan sus productos, añadió ella.
Naimi declaró que la Oficina ha proporcionado orientaciones fundamentales, apoyo y sugerencias en paralelo al esfuerzo de la empresa para cumplir con sus compromisos en materia de derechos humanos y poder implementar los UNGP en toda su línea de negocio. También constituye un foro muy útil para entablar conversaciones con nuestros pares y la sociedad civil sobre los desafíos y oportunidades que supone llevar a cabo una diligencia debida en derechos humanos a todo el sector tecnológico.
«Derechos Humanos de las Naciones Unidas no solo nos proporciona asesoramiento autorizado sobre cómo poner en práctica los UNGP, sino que también nos facilita un espacio donde podemos aprender conjuntamente con otras empresas sobre cómo compartir información,» recalcó Naimi. La Comunidad de Prácticas B-Tech, por ejemplo, nos ayuda a ahondar en escenarios complejos junto a otras empresas y a adquirir orientaciones prácticas a lo largo de este proceso provenientes de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.»
Rendición de cuentas
El Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos (BHRRC, según sus siglas en inglés), un socio de B-Tech proveniente de la sociedad civil, analiza a más de 10.000 empresas de todo el mundo siendo su foco de atención principal la interacción entre las empresas y sus repercusiones para los derechos humanos.
Gayatri Khandhadai, Jefa de Tecnología y Derechos Humanos para BHRRC, está ayudando a promover la aplicación de los UNGP en las compañías tecnológicas de todo el mundo. Siendo ella misma defensora de los derechos digitales, la labor que viene desarrollando con el Proyecto B-Tech se ha convertido en una cuestión que le afecta personalmente ya que ha sido testigo del impacto de la violencia en línea y de las violaciones a la privacidad de primera mano además de haber trabajado con muchos defensores y defensoras de derechos humanos que han sido víctimas de violencia.
"Hay una sensación total de impotencia que nos invade cuando nos enfrentamos a ataques en línea. Ni el Estado ni las empresas son lo bastante rápidos, aunque quieran, para evitar el daño", afirmó.
Su equipo supervisa las noticias de forma coherente y hace un seguimiento de los informes de la sociedad civil sobre acusaciones de vulneraciones de derechos humanos contra compañías tecnológicas en diferentes subsectores dentro de la esfera de la tecnología.
«El sector tecnológico es relativamente más joven que los otros sectores, por lo que aún resulta difícil mantenerlo bajo control,» afirmó. «Muchas veces da la sensación de que los Estados estén simplemente intentando ponerse al día todo el tiempo respecto de estas empresas. Muy a menudo, esto supone que la respuesta en materia de políticas dirigidas al sector tecnológico sea reactiva y no esté necesariamente bien planificada. En cierta manera, todo el ciclo de rendición de cuentas que otros sectores han tenido que atravesar se está materializando ahora para el sector tecnológico. Existe una curva de aprendizaje para que las compañías tecnológicas piensen en cómo asumir responsabilidades.»
Khandhadai afirmó que el Proyecto B-Tech está consiguiendo que el espacio tecnológico sea más seguro para las personas en sus vidas diarias.
«La forma en que se elaboran normas y las expectativas sobre cómo deben operar las empresas las cuales se basan en el derecho internacional, nos ayuda a su vez en nuestra labor de promoción,» aseguró. «Se están propiciando conversaciones entre compañías tecnológicas y la sociedad civil sobre cuestiones problemáticas clave respecto a la relación entre empresas y derechos humanos a nivel internacional. No existen muchos campos donde ocurra esto. Me parece que su análisis y orientación son innovadores y cooperativos.