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Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Respuestas del Alto Comisionado en el debate de mesa redonda

31 octubre 2022

Pronunciado por

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

Semana de la Paz de Ginebra 2022

Lugar

Casa de la Paz, Ginebra

P1: Señor Volker Türk, desde la creación de las Naciones Unidas en 1945, el respeto de los derechos humanos ha sido considerado como el cimiento de una paz sostenible. Ya que Ud. asumió recientemente el cargo de Alto Comisionado para los Derechos Humanos, quisiera saber cuál es visión estratégica en cuanto a la función del ACNUDH en la consolidación de la paz.

Me complace mucho que el tema de este año sea “la paz es posible”. Creo que es de suma importancia en estos tiempos, porque a menudo oímos que la gente pregunta: ¿por qué no es posible la paz? Y debemos interrogarnos a nosotros mismos: ¿qué podemos hacer para que la paz sea posible? Como usted señala, esa ha sido una aspiración fundamental desde que concluyeronlos desastres de la Segunda Guerra Mundial, tras un periodo en el que tanta cosas se torcieron, y llegamos a un “momento de nunca jamás”, que influyó tanto en la Carta de las Naciones Unidas como, unos años más tarde, en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948.

Saco a colación la Carta, que hoy traigo conmigo, porque a menudo la gente cree que las Naciones Unidas solo se ocupan de la paz y la seguridad. Pero, si se lee atentamente el segundo párrafo del preámbulo, se ve que allí figuran los derechos humanos. Cuando se examinan los párrafos que tratan de los principios y propósitos de las Naciones Unidas, se ve que también dedican gran atención a los derechos humanos.

Creo que todo esto es muy importante, porque hoy en día, en la estructura de las Naciones Unidas, existe cierto grado de compartimentación y debemos esforzarnos mucho para superar esas barreras. No debemos pensar por separado en las operaciones de mantenimiento de la paz, el desarrollo, la labor humanitaria o los derechos humanos, sino tener en cuenta que todas constituyen un conjunto holístico, por el que debemos luchar. Porque es casi un lugar común afirmar que no es posible lograr el desarrollo en ausencia de paz, que los derechos humanos no pueden hacerse realidad si no hay desarrollo, etc. Es evidente que se trata de facetas integradas, coherentes, y que son aspectos de una misma realidad. Y tenemos que considerar estos diversos aspectos desde perspectivas diferentes. Pero también resulta muy útil examinar el contenido original de estos documentos. Tanto en el preámbulo de la Carta como en los textos que exponen los principios y objetivos de las Naciones Unidas se empleó un lenguaje muy enérgico. En esos documentos se hace mención explícita del respeto de los derechos fundamentales, la promoción y protección de los derechos humanos de todos, en todos los lugares del mundo. Por supuesto, como ustedes saben, estos conceptos se desarrollaron posteriormente en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en el extraordinario marco normativo del sistema internacional de derechos humanos.

Los aspectos específicos relativos al mandato del Alto Comisionado que ahora ejerzo, en lo tocante a la paz y los derechos humanos, podríamos decir que estos últimos son como el proverbial canario en la mina de carbón. Los derechos humanos son la primera señal de alarma. En los casi 30 años que trabajé en el ACNUR, pude ver las consecuencias de que las cosas de la vida cotidiana se torcieran, especialmente en diversos conflictos del mundo entero. Me refiero a las vulneraciones de derechos humanos. Y si lo examinan en profundidad y si escuchan con más atención, verán que esas alarmas tempranas suelen comenzar con desavenencias entre vecinos. Cuando aumenta la violencia contra las mujeres o cuando estas son atacadas, una vez que acceden a puestos públicos. Cuando los jóvenes no pueden expresar sus frustraciones -y la Primavera Árabe fue un buen ejemplo de lo anterior-. Vemos lo que puede ocurrir cuando no se atienden esas quejas fundamentales, lo vemos día tras día, en el mundo entero. Cuando asumí el cargo, hace casi dos semanas, teníamos a Sudán del Sur, Irán y otros dos países en los que se podía ver que esas reivindicaciones legítimas no recibían la atención debida y se constreñía el espacio cívico, a veces durante largo tiempo. En algún punto esas situaciones explotaron, porque eran un barril de pólvora de agravios profundos. Eran una suma de desigualdades que se agravaron a consecuencia de la pandemia. También era situaciones de marginación y exclusión, porque hay muchas políticas excluyentes en el mundo entero, tanto en el hemisferio norte como en el sur. Y podemos ver que estas políticas conducen a la deshumanización del prójimo, lo que resulta sumamente peligroso. Por lo tanto, existe una relación de causa-efecto entre esas señales tempranas y la ausencia posterior de paz, y tenemos que trabajar con ahínco en este ámbito.

P2: Esta mañana, la Subsecretaria General de apoyo a la consolidación de la paz debatía acerca de la labor que las Naciones Unidas llevan a cabo desde Nueva York, con miras a promover la paz. ¿Podría Ud. explicarnos cómo se vincula el trabajo del ACNUDH, desde su sede en Ginebra, con la labor que se realiza en Nueva York para promover los derechos humanos y consolidar la paz?

Es una relación muy estrecha. El ACNUDH también tiene una oficina en Nueva York que colabora con la Oficina de Apoyo a la Consolidación de la Paz. Es evidente que necesitamos colaborar de la manera más estrecha, especialmente mediante nuestras unidades sobre el terreno. Fue una gran experiencia la de poder entrevistarme la semana pasada con todas nuestras unidades fuera de la Sede, escuché con sumo interés lo que tenían que decirme y aprendí mucho acerca de lo que está ocurriendo en el mundo. A menudo estos intercambios nos ayudan a comprender qué grupos de la sociedad civil podrían contribuir a fomentar los cambios sociales o qué grupos de jóvenes trabajan sobre asuntos relativos a los derechos humanos o la paz, porque todos esos temas están vinculados. Nuestros colegas que trabajan sobre el terreno disponen de conocimientos de primera mano sobre las instituciones nacionales de derechos humanos y las agrupaciones de la sociedad civil, y eso constituye una parte importante de nuestra labor.

De modo que, en el aspecto institucional, existe un vínculo muy sólido. Además, recibimos financiación de la Oficina de Apoyo a la Consolidación de la Paz, porque consideramos que el marco de derechos humanos y los conocimientos normativos e institucionales que lo respaldan son elementos de gran importancia para la labor preventiva, pero también para consolidar la paz. Los derechos humanos son el pegamento que une a la gente y que mantiene unidos los diferentes segmentos de la sociedad, y eso hace brotar lo mejor de la humanidad y, a fin de cuentas, son los derechos los que propician la paz.

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