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Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Alto Comisionado describe desprecio absoluto por la vida humana en Sudán

01 marzo 2024

Vista de los refugios improvisados fabricados por sudaneses que huyeron del conflicto en la región sudanesa de Darfur y que antes fueron desplazados internos en Sudán, cerca de la frontera entre Sudán y Chad, en Borota, Chad, 13 de mayo de 2023. Ⓒ REUTERS/Zohra Bensemra

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

55º Período de Sesiones del Consejo de Derechos Humanos - Diálogo Interactivo Mejorado sobre Sudán

Sra. Vice-Presidenta,
Excelencias,
Distinguidos delegados y delegadas,

La crisis en Sudán es una tragedia que parece haberse difuminado en la niebla de la atención global.

Durante casi once meses ya, las Fuerzas Armadas del Sudán (SAF, según siglas en inglés) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, según siglas en inglés), así como sus afiliados, han entablado un conflicto despiadado y sin sentido alguno.

Han asesinado a miles de personas, aparentemente sin remordimiento alguno.

Han construido un clima de puro terror, forzando a millones de personas a salir huyendo.

Han dejado que las personas que no pudieron, o no quisieron, escapar, tengan que sufrir penalidades, al destruir los servicios de atención médica y bloquear toda ayuda humanitaria.

Además, han actuado con continua impunidad y mostrando una ausencia flagrante de rendición de cuentas por las múltiples violaciones que se han cometido, a la vez que han quedado estancadas cualquier conversación y negociación posible, las cuales podrían haber facilitado las tan necesarias paz, seguridad y dignidad para el pueblo de Sudán.

El informe que se presenta al Consejo destaca una serie de violaciones y abusos graves de la normativa internacional de derechos humanos cometidos por las partes en conflicto en Sudán, entre abril y diciembre de 2023.  El informe también detalla violaciones graves del derecho internacional humanitario, las cuales exigen ser investigadas y que se exija rendición de cuentas a sus autores, además muchas de estas violaciones pueden constituir crímenes de guerra, u otros crímenes atroces.

La crisis actual en Sudán continúa caracterizada por un absoluto desprecio por la vida humana.

En el transcurso de once meses, al menos 14.600 personas han resultado asesinadas, y otras 26.000 heridas.  Las cifras reales son sin duda mucho más elevadas. Esta cifra engloba a miles de civiles, incluyendo a muchos niños, niñas y mujeres.  Numerosos trabajadores humanitarios y sanitarios han perdido también la vida al tener que trabajar en medio del fuego de los combates para poder ayudar a personas necesitadas.

Estas tácticas agresivas han sido ampliamente documentadas.

Numerosos ataques indiscriminados han golpeado a zonas y edificios residenciales.

Se han usado armas con efectos amplios, incluso en zonas urbanas que están densamente pobladas, disparadas desde aviones de combate, drones y tanques.

Se ha destruido infraestructura civil básica para la supervivencia diaria, como hospitales y escuelas, lo que tendrá efectos duraderos por muchos años en el acceso a atención sanitaria y a educación.

Señora Vicepresidenta,

En la guerra en Sudán, la artillería pesada forma solo una parte del armamento usado.

La violencia sexual como arma de guerra, incluyendo la violación, ha sido una de las características que ha definido, de una forma infame, a esta crisis desde sus comienzos.

Desde que comenzara el conflicto en abril pasado, mi Oficina ha documentado 60 incidentes de violencia sexual relacionada con el conflicto, que ha ocasionado al menos 120 víctimas repartidas por todo el país, siendo la amplia mayoría de ellas mujeres y niñas.  Estas cifras son tristemente una escasa representación de la cruda realidad.  Los responsables del 81% de los incidentes documentados eran aparentemente hombres que portaban el uniforme de las RSF u hombres armados afiliados a las RSF.

Mi Oficina ha recibido informes perturbadores de asesinatos por razones étnicas, que han incluido decapitaciones en Kordofán Septentrional, y otros incidentes en distintas zonas, incluyendo el Estado de Jartum, Darfur Occidental y el Estado de Al Jazirah. Mi Oficina llevará a cabo un seguimiento junto a las autoridades sudanesas para asegurar que se realiza una investigación sobre estas acusaciones y que se exigen responsabilidades a los autores.

Estoy asímismo sumamente preocupado por la suerte de miles de civiles retenidos por ambas partes y sus afiliados en detención arbitraria, así como por los cientos de desaparecidos.  Estos incluyen a activistas políticos, defensores y defensoras de derechos humanos, miembros de los Comités de Resistencia, supuestos partidarios de una de las partes en combate, entre muchos otros.  Muchas de estas personas han sido supuestamente torturadas, y muchas de ellas han muerto a raíz de sus heridas.

Estoy horrorizado por el llamamiento a armar a civiles, incluyendo niños.  Mi Oficina ha recibido recientemente informes que denuncian que las RSF están reclutando a niños para combatir en Darfur, y que las SAF están haciendo lo mismo en Sudán oriental.  Estas prácticas suponen una flagrante violación del Protocolo Facultativo a la Convención sobre los Derechos del Niño, acerca de la participación de niños en conflictos armados, a la cual está sujeto Sudán.

También resultan muy inquietantes los informes que afirman que los propios civiles se están movilizando en el movimiento recientemente creado Popular Armed Resistance.  Existen temores muy reales de que esto podría resultar en la formación de una milicia civil armada sin control definido, lo que aumenta las posibilidades de que Sudán se deslice en una espiral de guerra civil prolongada.

Señora Vicepresidenta,

Sudán se ha convertido en una pesadilla real.

Casi la mitad de la población, 25 millones de personas, necesitan urgentemente alimentos y asistencia médica.  Cerca del 80% de los hospitales no están funcionando.

La denegación aparentemente deliberada de acceso seguro y sin obstáculos a las agencias de ayuda humanitaria dentro del propio Sudán constituye una violación grave del derecho internacional, y podría constituir un crimen de guerra.  Reitero mi llamamiento a las partes en conflicto a que cumplan con sus obligaciones legales abriendo corredores humanitarios sin más demora antes de que se pierdan más vidas.

Con más de ocho millones de personas obligadas a huir dentro del propio Sudán y a países vecinos, esta crisis está devastando al país y amenazando profundamente la paz, la seguridad y las condiciones humanitarias en toda la región.

Señora Vicepresidenta,

Tal como he afirmado anteriormente, esta guerra se caracteriza por una impunidad generalizada y por la escasa rendición de cuentas por las violaciones y abusos cometidos.

Hasta la fecha, las RSF no han cumplido con su promesa de cooperar con la Misión Internacional de Investigación (FFM, según siglas en inglés) sobre Sudán, creada por este Consejo en octubre del año pasado, y además las autoridades sudanesas siguen oponiéndose a cualquier colaboración.   Insto a todas las partes en el conflicto a adoptar medidas inmediatas para cooperar con la FFM, y a los Estados Miembros, en particular los estados vecinos de Sudán, a apoyar la labor vital que realiza la FFM.

En estos momentos, he de afirmar que existe una enorme laguna en el diálogo efectivo para poder acabar con esta guerra.  Animo a todos los Estados con influencia en la zona a que aumenten su presión sobre las dos partes y sus afiliados para que negocien una solución pacífica para esta catástrofe, y para que busquen con ahínco y mantengan en el tiempo una cesación del fuego.

La comunidad internacional tiene también una función clave que desempeñar a la hora de aliviar el enorme grado de sufrimiento que padece la población de Sudán.  Lamento que solamente se haya entregado hasta la fecha menos del 4% del Plan de Respuesta Humanitaria para Sudán, lo que compromete seriamente la capacidad de las agencias de ayuda humanitaria para dar respuesta adecuada a esta crisis.  Apelo a los Estados Miembros a cumplir de forma inmediata con sus compromisos financieros.

Visité Sudán en noviembre de 2022, lo que supuso mi primera visita como Alto Comisionado.  Pude escuchar relatos de pérdida y sufrimiento, aunque también escuché muchas historias de esperanza.

Me temo que estas esperanzas han sido abandonadas.

A esta crisis la preceden décadas de turbulencias y represión en Sudán, pero nada ha preparado al pueblo de Sudán para el nivel de sufrimiento al que se enfrenta en la actualidad.

Las partes en conflicto deben acordar una vuelta a la paz, sin demora alguna.  Se deben exigir responsabilidades a los autores de las horrendas violaciones y abusos de derechos humanos, de forma urgente.  Y sin tiempo que perder, la comunidad internacional debe volver a dirigir su atención a esta crisis deplorable antes de que derive en el caos más absoluto.

El futuro del pueblo de Sudán depende de ello.

Gracias.

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