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Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Día Internacional de Lucha contra la Islamofobia: El Alto Comisionado exhorta al diálogo, la tolerancia y el respeto

Día Internacional de Lucha contra la Islamofobia

15 marzo 2024

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Lugar

Ginebra

Excelencias, distinguidos colegas:

Para empezar, quiero desear un feliz Ramadán a todos los practicantes.

Agradezco a la Organización de Cooperación Islámica que haya convocado este acto, en celebración del Día Internacional de Lucha contra la Islamofobia.

Recordamos hoy a las 51 víctimas que fueron asesinadas hace exactamente cinco años en la mezquita Al Noor y el Centro Islámico de Linwood, en Christchurch (Nueva Zelanda).

Y recordamos también a todas las víctimas del mundo entero que han padecido y siguen padeciendo las consecuencias del odio.

Vivimos en una era de crisis y conflicto mundial, agravados por las profundas y letales divisiones de la familia humana. Vemos cómo estas tensiones y divisiones aumentan en muchos frentes, incluso mediante una ola discursos de odio revitalizada, la discriminación y la violencia presentes en todas las regiones, incluso contra los musulmanes.

Todas las formas de odio e intolerancia religiosa son inaceptables.

El mensaje que hoy transmitimos es quizá más urgente que nunca antes: ya llevamos retraso en la tarea de restaurar la paz, la tolerancia y el respeto. Sabemos que ese retraso fomenta el odio, la ignorancia y la desconfianza en los demás.

La islamofobia se ha cobrado vidas. Ha deshumanizado a comunidades enteras. Ha generado cataratas de discursos de odio, amplificadas por las redes sociales. Muchas personas se han visto sometidas a vigilancia y a la aplicación de perfiles religiosos. Varias mezquitas han sido atacadas y, a veces, destruidas. Se han usado ilícitamente leyes, políticas y prácticas concebidas para luchar contra el extremismo, lo que ha provocado arrestos ilegales, detenciones arbitrarias y actos de violencia.

En el contexto del conflicto que actualmente azota a Oriente Medio, múltiples informes indican un aumento exponencial de incidentes islamofóbicos: por ejemplo, se ha registrado un incremento hasta del 600% en algunos países de Europa y América del Norte. Una organización señaló que en un país de la región de Asia y el Pacífico los incidentes de este tipo se multiplicaron por diez entre el 7 y el 23 de octubre.

Este auge de la islamofobia es sorprendente y forma parte de una tendencia más amplia. También me preocupa profundamente el constante aumento del antisemitismo, la cristianofobia y los prejuicios contra personas que practican otras religiones o creencias, el odio dirigido a los migrantes, los refugiados y a miembros de grupos minoritarios, entre otros los gitanos, las expresiones de racismo contra los afrodescendientes y los pueblos indígenas y otras muchas formas de discriminación y xenofobia.

El registro y acopio de estadísticas fiables sobre estos hechos es fundamental para elaborar respuestas más eficaces ante el discurso y los delitos de odio en todos los países. Es preciso que nos esforcemos más en velar por que esos incidentes queden reflejados en las estadísticas oficiales y que todos los países dispongan de la metodología y los sistemas necesarios para registrar los datos desglosados.

Excelencias, estimados colegas:

Hace dos años, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución 76/254, una medida crucial para reconocer la islamofobia en el mundo entero y la necesidad de erradicarla.

El mundo está lejos de lograr este objetivo.

Los Estados deben redoblar urgentemente sus esfuerzos para luchar contra la intolerancia hacia las personas por motivos de religión o creencia, dentro de los márgenes del derecho internacional de los derechos humanos, usando los múltiples instrumentos de los que disponen. Hay varios marcos de trabajo que pueden utilizar. La resolución 16/18 del Consejo de Derechos Humanos ha establecido un plan de acción para que los países puedan abordar la intolerancia religiosa y el Proceso de Estambul es un mecanismo intergubernamental específico para llevarlo a cabo. El Plan de Acción de Rabat, elaborado por mi Oficina, y la Declaración de Beirut denominada “Fe religiosa para los derechos humanos” pueden orientar también los esfuerzos nacionales en este sentido.

En cuanto a abordar las causas profundas del odio confesional, mi Oficina ha publicado una guía práctica para elaborar una legislación antidiscriminatoria de amplio espectro, una herramienta esencial para apoyar a los Estados en lo tocante a la protección de los derechos de las minorías.

Si bien los Estados deben desempeñar una función de coordinación en la lucha contra la discriminación y la intolerancia, los gobiernos, los líderes religiosos, los agentes confesionales, las entidades de la sociedad civil y las redes sociales pueden y deben colaborar en la tarea de superar las divisiones y fomentar el diálogo y la comprensión.

Dicho de otro modo, adquirir nociones básicas acerca de la fe y los valores de cada religión es una parte fundamental de esta tarea. Exhorto a los Estados a que incorporen esta formación a las iniciativas encaminadas a combatir el odio confesional que se imparten a los funcionarios encargados de aplicar la ley, los miembros del poder judicial, los agentes religiosos, los docentes y los profesionales de los medios de comunicación.

Asimismo, insto a los Estados a que definan y apliquen medidas claras para abordar la discriminación en el mercado laboral y de la vivienda, los sistemas de justicia penal y las respuestas en materia de seguridad nacional.

Estimados colegas:

Me gusta creer que en los superpoderes de la humanidad radica la fuente de nuestra diversidad.

Espero sinceramente que mediante la aceptación y celebración de nuestras diferencias logremos frenar estos círculos viciosos de prejuicio, odio y violencia.

Y que, al hacerlo, consigamos reconstruir un espacio para el diálogo, la tolerancia y el respeto de nuestros prójimos, cualquiera que sea su religión, con independencia de lo que crean o en quién crean.

Muchas gracias.

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