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La Historia y los Derechos Humanos como guía

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25 junio 2024
Pronunciado por: Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Volker Türk

Secretario General de la Asamblea,

Señor Presidente,

Distinguidos parlamentarios y parlamentarias,

Es para mí un honor dirigirme a ustedes en esta cámara histórica.

Una cámara que ha sido testigo de algunos de los debates más significativos sobre derechos humanos en este continente: la abolición de la pena de muerte, la libertad de los medios de comunicación, los derechos de las minorías, la democracia y el Estado de derecho.

Al igual que las Naciones Unidas, la idea de un Consejo de Europa surgió tras las consecuencias terribles de dos guerras mundiales, el Holocausto, la Gran Depresión y la amenaza nuclear. Ambas encarnan el sentimiento de "nunca más" con el que creció la gente de mi generación.

Los dirigentes creían que la creación de instituciones en torno a objetivos comunes, "para lograr una mayor unidad", era una forma fundamental de ayudar a construir y, sobre todo, a mantener la nueva paz en el continente y en todo el mundo.

Conocieron el valor de consagrar las aspiraciones universalistas de los derechos humanos en tratados e instituciones.

Este año, el Consejo de Europa conmemorará 75 años de promoción y protección de los derechos humanos en la región.

En 2023, el movimiento mundial de derechos humanos celebró un hito similar, el 75º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Y a pesar de la incertidumbre mundial actual y de los temporales geopolíticos que hemos de capear, nuestra Iniciativa Derechos Humanos 75 fue testigo de un compromiso renovado y rotundo con la universalidad, la indivisibilidad y la interdependencia de todos los derechos humanos el año pasado.

En una señal clara, mi Oficina recibió casi 800 promesas de actuación, por parte de 140 Estados, pero también del sector privado, parlamentarios, instituciones nacionales de derechos humanos y otros.

La iniciativa ofreció la oportunidad de hacer balance de los muchos logros, pero también de los fracasos, desde la adopción de la Declaración Universal. Y de reflexionar sobre lo que se necesita en la práctica para afrontar los grandes retos que tenemos ante nosotros.

En efecto, corren tiempos difíciles y precarios.

El planeta se está calentando, la polarización dentro de los países y entre ellos se está enquistando, la incitación al odio prolifera, las desigualdades son cada vez más profundas, los ataques contra los defensores de los derechos humanos van en aumento y los avances tecnológicos superan nuestra capacidad para evaluar adecuadamente sus riesgos.

Lo que resulta más grave también es que los conflictos se intensifican en todo el mundoalimentados por una retórica belicista.

Las leyes de la guerra se violan de la manera más brutal y el dolor y el sufrimiento del otro se ignora totalmente.

La invasión a gran escala de Ucrania por parte de la Federación de Rusia en 2022  una violación flagrante de la Carta de las Naciones Unidas— supuso un punto de inflexión. Este uso de la fuerza bruta sacudió los cimientos del entorno de seguridad europeo posterior a la guerra fría.  

Una vez más, este continente está experimentando muerte, destrucción y desplazamientos masivos, dejando hogares y familias destrozados.

Trágicamente, Ucrania es solo una de las 59 situaciones, como las de Gaza/IsraelMyanmarSudán, y Haití , por ejemplo, en las que se está ejerciendo una violencia espeluznante sin tener en cuenta las consecuencias.

El arte de resolver las disputas por medios pacíficos, de distensión y establecimiento de la paz, parece haberse difuminado.

Las guerras nunca se contienen. Se extienden más allá de las fronteras y trascienden a las generaciones futuras, al mismo tiempo que fomentan ciclos de agravios y odio si no se abordan sus causas.

Y sin embargo, aquí nos encontramos pese a nuestras promesas de "nunca más".

Colegas,

Las tendencias autoritarias también van en aumento en formas diversas.

Según Freedom House, la libertad mundial disminuyó por 18º año consecutivo en 2023.

El espacio cívico abierto, que permite el intercambio y el debate de una pluralidad de voces, se está viendo sofocado cada vez más en varios países.

La seguridad de quienes defienden los derechos de los demás, denuncian la injusticia y la corrupción y exigen responsabilidades sigue estando en peligro. Según datos de la UNESCO, 72 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación fueron asesinados en 2023, en gran parte en situaciones de conflicto.

La consideración o adopción de las denominadas leyes de "transparencia" o de "influencia extranjera" en más de 50 países es otra tendencia preocupante. Sin las debidas salvaguardas, estas leyes corren el riesgo de tener efectos graves y perjudiciales en la labor de la sociedad civil y en las libertades fundamentales de expresión y asociación.

En todas las regiones continúan las medidas enérgicas contra las reuniones pacíficas, con un uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes.

Por supuesto, es necesario mantener a las personas a salvo en las concentraciones públicas numerosas.

Pero me parece una falta de visión pensar que las respuestas severas, desproporcionadas y tratadas como asunto de seguridad nacional funcionarán: solo agravan las tensiones y la desilusión, sin posibilidad de salida.

Para que las sociedades prosperen realmente, deben permitir una mayor flexibilidad.

Más que nunca, necesitamos debates respetuosos y abiertos para superar las divisiones y la polarización y, sobre todo, para encontrar soluciones a los problemas complejos que se nos presentan.

Distinguidos parlamentarios y parlamentarias,

Las desigualdades siguen aumentando en todo el mundo, pero también para los europeos.

Existe una crisis grave del coste de vida, con viviendas asequibles cada vez más fuera del alcance de los jóvenes y de los hogares vulnerables.

La población está preocupada por la incertidumbre del mercado laboral y su lugar en este.

A pesar de los avances, aún nos queda mucho camino por recorrer para lograr la igualdad de género y el pleno respeto de los derechos de las mujeres y niñas.

Y para muchas personas que se sienten poco escuchadas y excluidas, podemos entender que la sensación de desilusión y desconfianza en el liderazgo político y en las instituciones se apodere de ellas. No ven muchos motivos para participar en política.

Esto deja la puerta abierta para que los extremistas y los populistas se aprovechen con promesas de milagros y soluciones fáciles culpando a los demás.

Y, de hecho, observamos un aumento de los incidentes antisemitas y antimusulmanes en todo el mundo, incluso en Europa, donde el antisemitismo tiene una historia horrible: los pogromos y el Holocausto.

De manera más general, asistimos a una oleada de odio —a menudo agravada en Internet— contra los migrantes, refugiados y minorías, incluyendo a los romaníes y sinti, así como la comunidad LGBTIQ+.

Las personas que son diferentes suelen emplearse, y a menudo se han empleado, como chivos expiatorios de los problemas más profundos de la sociedad.

Pero ahora vemos cómo dirigentes y figuras políticas intensifican esta búsqueda de chivos expiatorios, incluso en el contexto de las elecciones, para apartar la atención de los problemas reales que hay que abordar.  

Se trata de señales de alarma importantes que hay que atender.

Porque sabemos por el pasado que el discurso y las actitudes de odio que deshumanizan al otro pueden ser presagios de algo peor. La conocida cabeza de turco.

Por eso debemos actuar pronto para contrarrestar el discurso de odio, detectándolo e impidiendo su extensión. Obrando contra el odio y la mentira de forma más efectiva.

La historia evidentemente nos ofrece a todos lecciones importantes que se pueden aplicar de forma general. Pero también legados importantes que aún debemos superar.

Los vestigios del colonialismo y la esclavitud por parte de los países europeos siguen presentes, conformando y alimentando el racismo sistémico contra los afrodescendientes, por ejemplo.

El abordaje de estas injusticias actuales solo funcionará si se realiza un gran ajuste de cuentas con el pasado. Para mí, esto evoca lo que en alemán se conoce como Vergangenheitsbewältigung.

La necesidad de que la sociedad haga un esfuerzo sincero por abordar las sombras de su pasado.

No se trata solo de tranquilizar la conciencia, ni de asumir las atrocidades que se han cometido.

Exige un esfuerzo significativo para hacer frente a los errores del pasado, analizándolos de manera lúcida.  Comprendiendo las causas profundas. Remediando las consecuencias en la medida de lo posible. Y adoptando medidas para evitar que se repitan.

En este sentido, una lucha integral contra el racismo es absolutamente esencial.

Así como más medidas para mejorar la forma en la que interactuamos unos con otros. Y para asegurar que el discurso público refleja la verdad fundamental de la dignidad humana y la igualdad de todos los seres humanos.

Las iniciativas en las aulas de toda Europa para garantizar que los estudiantes aprendan pensamiento crítico, o sepan identificar las teorías conspiratorias y las medias verdades, son pasos importantes.

Al recordar y asumir el pasado, también es fundamental honrar la valentía y la memoria de las personas que han sido decisivas para los avances que ahora damos por sentado.

Esos valientes defensores de los derechos humanos y portadores de la antorcha del feminismo, de las luchas de liberación, y de los derechos de las minorías. Simone Weil, Václav Havel, Lech Wałęsa, Anna Sabatova, Nicolae Gheorghe, Anna Politkovskaya, por nombrar solo a algunos.

Y acojo con satisfacción el primer premio Vigdís para el empoderamiento de la mujer concedido ayer al Centro de Mujeres Irida de Grecia.

Distinguidos parlamentarios y parlamentarias,

Los avances tecnológicos  se producen a una velocidad desconcertante.

Nos presentan oportunidades y retos nunca vistos.

Todos compartimos la emoción y el entusiasmo por el potencial de la IA generativa para frenar el cambio climático, mejorar la salud y revolucionar el lugar de trabajo.

Pero la IA y otras tecnologías también generan ansiedad e incertidumbre.

Ya estamos siendo testigos de las consecuencias nocivas que tienen ciertas tecnologías para una serie de derechos humanos, como sucede durante los períodos electorales, donde la IA, incluyendo los deepfakes, puede utilizarse para suprimir la participación electoral.

O el uso de la IA para desarrollar técnicas de vigilancia sofisticadas con el fin de reducir el espacio cívico con el pretexto de la seguridad nacional.

Estos fenómenos me recuerdan a "El aprendiz de brujo" de Goethe. Cuenta la historia de un aprendiz que, cansado de limpiar el suelo, conjura una escoba para que haga el trabajo por él durante la ausencia de su maestro el Hechicero.

Pero el aprendiz no está entrenado en magia, y pronto el suelo se inunda, dejándole indefenso. Al final, el Hechicero regresa y rompe el hechizo cuando todo parece perdido. La lección consiste en que solo se debe invocar la magia cuando realmente se domina.  

Como cabe esperar, creo firmemente que los derechos humanos forman parte del conjunto de herramientas que necesitamos para dominar la IA.

Deben estar en el centro de cómo desarrollamos, utilizamos y regulamos la tecnología, incluso cuando se trata del papel del sector privado.

En cuanto al clima, hemos avanzado notablemente en el derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible, sobre todo desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas lo reconociera en 2022.

Esto ha incluido nuevos instrumentos jurídicos, mecanismos y políticas para ponerlo en práctica.  

En este sentido, apoyo plenamente la elaboración de un nuevo instrumento jurídicamente vinculante por parte del Consejo de Europa sobre el derecho a un medio ambiente saludable, que lo reconocería como un derecho autónomo en la región.

La sentencia reciente del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en este ámbito es pionera porque, en su esencia, entiende que la crisis climática constituye una crisis de derechos humanos. Y espero fervientemente que influya también en los tribunales de otras regiones.

Distinguidos parlamentarios y parlamentarias,

Antes de acabar, me gustaría hacer sonar una alarma más.  

Se están produciendo ataques verbales, amenazas y represalias cada vez más agresivos, incluyendo campañas virulentas en las redes sociales, contra instituciones internacionales, como las Naciones Unidas en general, mi Oficina, los titulares de mandato de los Procedimientos Especiales, la Corte Internacional de Justicia, la Corte Penal Internacional e incluso el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Para mí, estos ataques forman parte de la política de la distracción y el engaño. La política que divide y ahoga. No sirven a las sociedades.

Por ello les exhorto a que hagan todo lo posible para defender nuestras instituciones y salvaguardarlas de injerencias y ataques indebidos.

Colegas,

Reconozco que lo que he compartido hoy con ustedes es una situación desoladora, con muchos niveles de complejidad, incertidumbre e imprevisibilidad.

Pero creo que podemos hacer frente a los retos que se nos presentan.

Volviendo a lo básico y guiándonos por la historia.

Practicando el arte de la distensión.

Manteniendo abiertos los canales de comunicación.

Garantizando que nuestras instituciones multilaterales se utilicen como espacios para entablar un diálogo significativo, incluso sobre las cuestiones más delicadas y frente a los desacuerdos más firmes.   

Podemos y debemos aprender unos de otros porque nadie es perfecto.

Y en esos debates, podemos recurrir a los derechos humanos como nuestra guía para ayudarnos a navegar por las complejidades y dificultades.

El marco jurídico, normativo e institucional internacional, establecido por los Estados y respaldado por principios universales, es un factor de estabilidad en medio del caos. El enfoque ahora debe dirigirse —con la máxima urgencia— a garantizar la aplicación uniforme de estas normas y criterios a todos y todas, en todas partes, al servicio de la paz.

A la sombra de los horrores del conflicto, la violencia y el odio, debemos aferrarnos firmemente a estos principios fundamentales, desarrollados tan minuciosamente a lo largo de los años y aprendiendo las lecciones del pasado para mirar hacia un futuro mejor.

El liderazgo de instituciones como el Consejo de Europa es fundamental en esta tarea conjunta.

Gracias.

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