Estamos en un momento de gran incertidumbre para mucha gente. Las consecuencias de la pandemia de la COVID-19 recaen con fuerza en numerosas personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales de todo el mundo.
La pandemia ha hecho a las personas LGBTI especialmente vulnerables. En relación al acceso a servicios de salud inclusivos; violencia doméstica y abusos, en particular para aquellos que están confinados con personas que no aceptan su identidad de género, y a un aumento de la discriminación y discurso de odio culpándolos por provocar la pandemia, las personas LGBTI están sufriendo.
Observo todo esto como un momento fundamental, una oportunidad para la reflexión colectiva y para un cambio potencialmente transformador.
La pandemia de la COVID ha intensificado las desigualdades, haciéndolas visibles, manifiestamente inaceptables e insostenibles.
En los Estados Unidos y en todo el mundo, cientos de miles de personas se han manifestado para decir no a la discriminación estructural y la violencia y sí a la igualdad para todos.
Al recordar los disturbios de Stonewall que tuvieron un efecto catalizador para los derechos LGBTI, y la razón por la que nos reunimos hoy aquí, no puedo dejar de ver paralelismos.
Todos los movimientos contra la opresión y la injusticia convergen en su defensa de los derechos humanos, en la solidaridad con los demás. Confluyen para combatir valientemente sistemas que perpetran el odio, la violencia, la exclusión y la discriminación.
Es el momento de estar orgullosos y con la cabeza alta. Hora de alzar nuestras voces, en solidaridad, por el reconocimiento, visibilidad, justicia y libertad para ser lo que somos, para amar quienes somos, para vivir en libertad, con plenitud y seguridad independientemente de nuestra raza, género, religión, visado o discapacidad.
Hoy estamos orgullosos, orgullosos de nosotros mismos, y de los logros que hemos alcanzado para llegar hasta aquí.
Me siento muy feliz de celebrar este importante mes con vosotros. ¡Feliz Orgullo!