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Declaraciones Consejo de Derechos Humanos

Declaración de Su Excelencia el Sr. Federico Villegas, Presidente del Consejo de Derechos Humanos, a la Sesión de Organización del Consejo de Derechos Humanos, Ginebra, 9 diciembre de 2022

09 diciembre 2022

Desde

Sesión de Organización

Palabras personales de Presidente del Consejo de Derechos Humanos

Quiero iniciar con varios agradecimientos.

A mi gobierno por haberme confiado la responsabilidad de representar a mi país y darme la oportunidad de presidir el Consejo.

Al GRULAC por la confianza depositada endosando mi candidatura. Los países de América Latina y el Caribe conformamos una región de paz, sin armas de destrucción masiva. Una región que con gran esfuerzo sigue luchando para mantener nuestras instituciones democráticas y el respeto de los derechos humanos como eje orientador de nuestras políticas de inclusión. Fue un orgullo ser Presidente representando al GRULAC, que este año se mantuvo activo y unido aún en nuestras diversidades.

Gracias a todos ustedes, miembros y observadores, por hacer posible que el Consejo siga cumpliendo con sus tres roles fundamentales: el EPU, el abordaje de situaciones urgentes y el desarrollo de nuevas normas y estándares de protección internacional de los derechos humanos. En los tres roles hicimos avances muy importantes, incluso en un contexto geopolítico que fue y sigue siendo muy difícil. Me sentí capitán de un barco con una carga muy valiosa en el medio de una tempestad. Algunas voces me pedían poner todo el peso en la proa y otras en la popa. Pero estuve siempre convencido que mi responsabilidad como capitán era mantener el barco a flote. Les agradezco profundamente la confianza, el diálogo, y la cooperación de parte de todos ustedes que me ayudaron en esa difícil tarea.

Quiero agradecer a los miembros de la Mesa por su apoyo permanente y sus valiosos aportes a la hora de resolver los retos que tuvimos frente a nosotros: La Embajadora de Alemania, Katharina Stasch; el Embajador de Armenia, Andranik Hovhannisyan; el Embajador de Gambia, Mohammadou Kah; el Embjador de Uzbekistán, Ulugbek Lapasov; y el ex Embajador de Libia, Tamin Baiou.

También agradezco a los dos Altos Comisionados con los que me tocó trabajar, Michelle Bachelet y, más recientemente, Volker Turk. Dos personas muy comprometidas con la causa de los derechos humanos y cuyos aportes han sido vitales para los trabajos del Consejo. A través suyo, agradezco a todo ese maravilloso grupo humano de la OACDH que apoya al Consejo, en particular al Sr. Eric Tistounet y al Sr. Gianni Magazzeni y a sus respectivos equipos. Desde el podio fui testigo del enorme esfuerzo que realizan para que todo funcione, para atender todos los pedidos y para resolver problemas técnicos y de fondo. Es verdaderamente un equipo para una Copa del Mundo. Agradezco también a UNOG y a todo su personal, incluyendo nuestros queridos intérpretes que permiten que nos entendamos mutuamente al expresar nuestras ideas y nuestros valores más profundos.

Extiendo mi agradecimiento a las organizaciones de la sociedad civil, a las instituciones nacionales de derechos humanos y a la prensa. Ustedes son verdaderos defensores de derechos humanos que le dan voz a víctimas de todo el mundo. Tenerlos nuevamente aquí, volver a la presencialidad, a la interacción en la Serpentine, a los side events y al ruido en el Palais es la mejor manera de terminar una Presidencia que se inició cuando todavía teníamos muchas restricciones. Aprovecho también para extender mi agradecimiento al equipo de medios del Consejo, cuyo trabajo constante permite amplificar su mensaje para que salga de esta sala e impacte en la vida de millones de personas.

Agradezco al equipo de la Misión Permanente de la Argentina en Ginebra, cuya dedicación y profesionalismo me permitieron ejercer la Presidencia atendiendo al mismo tiempo mis otras responsabilidades.

Por último, agradezco a mi querido equipo de la Oficina de la Presidencia, Gustavo, Kristen, Pape y Eugenia. Su esfuerzo constante, profesionalismo, calidez humana y buenos consejos me ayudaron a desarrollar con alegría uno de los desafíos más fascinantes de mi carrera diplomática.

Finalizo con unas pocas reflexiones que son producto de mi experiencia presidiendo el Consejo y las comparto a modo de propuestas para pensar colectivamente:

Aprovechemos las conmemoraciones en 2023 de los 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los 30 años de la Declaración y Programa de Acción de Viena. Tenemos la oportunidad de revitalizar estos dos contratos sociales extraordinarios. El que hicimos luego del horror de la Segunda Guerra Mundial y que dio vida a la idea revolucionaria del derecho internacional de los derechos humanos, y el que hicimos en la pos-Guerra Fría donde coincidimos en la universalidad, indivisibilidad e interdependencia de todos los derechos humanos. Tenemos la obligación colectiva de analizar en detalle cada uno de los aspectos del sistema universal de derechos humanos para ver cómo mejorarlo y potenciarlo frente a los desafíos actuales.

Mejoremos significativamente los recursos humanos y financieros dedicados al pilar de derechos humanos de las Naciones Unidas. El 4% del Presupuesto regular de la ONU, luego de haber acordado que no hay paz, seguridad ni desarrollo sin derechos humanos es insuficiente y hasta contradictorio.

Recuperemos la convicción de que la responsabilidad colectiva del Consejo supera nuestras posiciones nacionales. Reafirmemos la noción de que los 47 Estados que votamos representamos a los 193 Estados miembros de la ONU. Reconozcamos que nuestra constituency son 8 mil millones de personas. Por eso, este año nos transformamos en el órgano del todo el sistema de las Naciones Unidas con mayor presencia en las redes sociales. Porque la gente se identifica con lo que hacemos.

Apoyemos plenamente todos los mandatos que surgen de las resoluciones que adoptamos, sean por consenso o por votación. Es sistémica y éticamente incorrecto desconocer mandatos porque votamos en contra o en abstención. Porque esos mandatos abarcan personas, víctimas de violaciones cuyas situaciones son abordadas por resoluciones legalmente adoptadas. Y pueden referirse a víctimas que sufren violaciones y abusos en uno de esos 146 Estados que no son miembros del Consejo. No tenemos derecho a privar de protección internacional a personas que están sufriendo porque votamos en contra de una resolución. Podemos tener diferencias durante las negociaciones, pero una vez aprobadas, las resoluciones son válidas y los mandatos deben cumplirse.

Cooperemos con los mecanismos independientes que creamos, porque son complementarios a los esfuerzos que realizamos para cumplir con nuestras obligaciones. No debemos cooperar selectivamente con unos mecanismos y no con otros. Y soy de la opinión que los miembros del CDH tienen una responsabilidad mayor en este aspecto.

Sigamos perfeccionando el sistema. La disparidad que existe entre distintos mecanismos del Consejo afecta la coherencia del sistema. Desarrollan trabajos similares, pero cumplen distintas reglas. Algunos se designan a lo largo de varios meses a través de un procedimiento muy riguroso, extenso y pautado que incluye al Grupo Consultivo y deben obedecer un código de conducta. Otros mecanismos son designados directamente por el Presidente, pueden comenzar a trabajar inmediatamente y no están abarcados por el código de conducta de manera explícita. En otros casos, la designación recae en el Alto Comisionado. A ello se suma todo el trabajo que realizan los órganos de tratados y la propia OACDH en el terreno. En síntesis, el sistema está disperso y sería interesante comenzar a analizar este y otros temas para maximizar la eficiencia del sistema y del Consejo.

Este año, el 70% de los titulares de mandados designados por el Consejo cubrir las vacantes de los procedimientos especiales fueron mujeres. Estas decisiones han contribuido a romper el techo de cristal para las mujeres en varios mandatos y han ayudado a mejorar significativamente el equilibrio de género en otros mandatos con una histórica subrepresentación femenina. Es fundamental continuar esta tendencia y consolidarla, porque no sólo es fácil que se produzcan retrocesos, sino que sigue habiendo espacios en los que la representación de las mujeres y la igualdad son necesarias.

Participemos activamente en la revisión del status del Consejo que debe iniciarse próximamente en la AGNU. El año 2023 en el que tenemos tan importantes conmemoraciones podría ser el comienzo de dicha revisión. Tras haber visitado Nueva York dos veces este año, estoy firmemente convencido de que sería ilógico que Ginebra no pudiera realizar su aporte al proceso de revisión, por el conocimiento de primera mano que tenemos aquí sobre las luces y sombras del Consejo y como mejorar su eficiencia y efectividad. En esa misma línea, estoy convencido de que el diálogo entre Ginebra y Nueva York es esencial para mejorar la efectividad y el impacto del sistema universal de derechos humanos.

Sigamos promoviendo buenas iniciativas tales como “Bring Your Child to the Council Day”, que tuvo mucho éxito. Asimismo, estuve en conversaciones en estas semanas con UNOG y autoridades de Ginebra para tratar de incorporar en todas las escuelas del área de Ginebra un modelo de Consejo de Derechos Humanos. Deberíamos a aspirar a llevar esta idea a nuestros propios países, como ya hacemos con el modelo de Asamblea General.

Pensemos en otras iniciativas. Por ejemplo, explorar la concreción de un UN Human Rights Fellowship para jóvenes diplomáticos. Eso permitiría formar una masa crítica mundial en derechos humanos para las futuras negociaciones, siguiendo el exitoso ejemplo de la Beca de Desarme de ONU.

Proyectemos nuestro trabajo fuera del Palais des Nations. Este año comprobé cuanto potencial tiene el Consejo para proyectarse a distintos centros de pensamiento y difundir nuestro trabajo. En los tres eventos transformadores del mundo que estamos viviendo – los efectos de la pandemia, el cambio climático y la escalada de conflictos armados- el Consejo respondió rápidamente y con contundencia. Por ello encontré mucho interés en lo que hacemos tanto en medios de prensa como académicos en Ginebra y en varios países que visité. Les propongo que este acercamiento a la prensa, al mundo académico y a los grupos de reflexión no sea sólo responsabilidad de la Presidencia y de la Oficina del Alto Comisionado, sino que todos los actores difundan el trabajo que estamos haciendo y las acciones que estamos emprendiendo. Seamos estratégicos y proyectemos colectivamente nuestro trabajo para situar al Consejo y a sus resultados en el debate público mundial.

Finalmente, deseo felicitar calurosamente a mi querido colega y amigo Vaclav Bálek por haber sido elegido Presidente para el décimo séptimo ciclo del Consejo de Derechos Humanos. Te deseo el mayor de los éxitos y sabés que podés contar con todo mi apoyo. Estoy seguro de que terminarás el año próximo con la misma sensación que tengo yo hoy. No hay mayor satisfacción que sentirse parte de un esfuerzo colectivo para transformar positivamente la realidad. Eso es el Consejo de Derechos Humanos y estamos todos aquí para cumplir con esa misión.

Gracias. Merci. Thank you. Spaciva. Xie Xie. Shukran.

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