Prevenir la incitación al odio y la violencia en la República Centroafricana
29 mayo 2019
En mayo de 2017, la División de Derechos Humanos de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización en la República Centroafricana (MINUSCA, por sus siglas en francés) comenzó a percibir una escalada de violencia en el sureste del país. A pesar de que en las dos últimas décadas en la República Centroafricana han campeado a sus anchas numerosos grupos armados, la región sureste había quedado al margen de la violencia.
En el curso de los incidentes que tuvieron lugar en Bangassou ese mismo año, miembros de la comunidad musulmana se vieron obligados a abandonar la zona cuando su colectivo fue víctima de ataques y asesinatos a manos de los denominados anti-balaka, grupos de milicianos integrados mayoritariamente por cristianos. Los supervivientes se refugiaron en la catedral de la ciudad.
Tras los incidentes, importantes líderes de esa ciudad y de otras zonas del país empezaron a formular declaraciones públicas en las que incitaban al odio, la discriminación, la hostilidad y la violencia contra la comunidad musulmana. Esas declaraciones socavaron las iniciativas adoptadas con miras a lograr la paz y la cohesión social en la República Centroafricana.
“Comprendimos que esos mensajes eran otras tantas fuentes de violencia, la desataban o la alentaban una vez que se había desencadenado”, afirmó Musa Gassama, representante del ACNUDH en la MINUSCA. “Y no solo los jefes de los grupos armados empleaban esa táctica, sino que también lo hacían los dirigentes políticos, y su utilización contribuía a estereotipar a algunas comunidades”.
Desde entonces, la Misión ha comprobado que esos mensajes se recrudecen después de cada incidente de orden público. Entre abril y diciembre de 2018, se detectaron 44 artículos de prensa que contenían llamamientos al odio, la discriminación, la hostilidad y la violencia, publicados en 14 medios de comunicación, tanto de prensa plana como de Internet.
“Los mensajes de odio que se difunden a través de la prensa tradicional y de Internet tienen la peculiaridad de generar violencia física y psicológica en los individuos y los grupos sociales”, declaró Gassama.
“Los mensajes que analizamos son básicamente exhortaciones al odio nacional, racial o religioso, la discriminación, la hostilidad, la violencia, el tribalismo o la xenofobia. A veces se emplean también como apologías de actos que podrían ser constitutivos de genocidio, delitos de guerra y crímenes de lesa humanidad, así como de estereotipos étnicos y religiosos negativos”.
La proliferación de mensajes de odio constituye una preocupación fundamental de la División de Derechos Humanos porque la violencia que esos mensajes suscitan causa graves vulneraciones de derechos humanos y limita el disfrute de todos esos derechos a todas las comunidades. Según Gassama, ha quedado claro que la incitación al odio es uno de esos vectores en el prolongado conflicto que azota a la República Centroafricana.
A fin de evitar nuevas escaladas de violencia, dijo Gassama, es importante que detectemos los primeros síntomas de la incitación y que involucremos a las partes en conflicto y a la comunidad internacional en la búsqueda de respuestas. Se han tomado medidas para condenar ese discurso y, lo que es aún más importante, para prevenir su proliferación y mejorar el disfrute de los derechos humanos.
La División de Derechos Humanos de la MINUSCA elaboró un informe interno sobre la capacidad de causar daños que poseen los principales instigadores. Esas conclusiones se transmitieron a los dirigentes de la Misión, al Panel de Expertos del Comité de Sanciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la República Centroafricana, y al Experto Independiente sobre la situación de derechos humanos en la República Centroafricana.
La Misión también recabó respuestas de ámbito mundial y nacional. La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos emitió una advertencia dirigida a los principales instigadores de la violencia en Bangassou y a los líderes de los grupos armados que estaban perturbando el proceso de pacificación. Además, la Resolución 2399 del Consejo de Seguridad estableció que la incitación a la violencia era un criterio para imponer sanciones. La Misión también realizó actividades de apoyo, capacitación, sensibilización y supervisión relativas a la prevención y gestión del discurso de odio y violencia en el plano nacional, lo que comprende a los miembros del Consejo Superior de Comunicación.
Además, la Misión aumentó su capacidad de monitoreo e investigación mediante la creación de un grupo de trabajo con algunos de los elementos de protección de la Misión. Asimismo, estableció alianzas con la Junta de asistencia técnica de las Naciones Unidas para soluciones mundiales y el Laboratorio de investigaciones del Centro de Derechos Humanos de la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos) con el fin de recibir formación sobre los instrumentos apropiados para monitorear el discurso del odio en Internet.
La MINUSCA recomienda que el Gobierno de la República Centroafricana proceda a aplicar el Plan Nacional de Acción para la Prevención de la Incitación al Odio y la Violencia. Esta aplicación podría realizarse mediante leyes que penalicen el discurso de odio.
La Misión también pidió a las organizaciones de la sociedad civil que desempeñen una función decisiva en la promoción de la cohesión social, mediante la colaboración con el Gobierno.
29 de mayo de 2019