Una crisis global muestra el valor de trabajar conjuntamente
04 agosto 2020
La nación centroamericana de Honduras constató su primer caso de COVID-19 a inicios de marzo de este año. Desde entonces, ha impuesto medidas de excepción que incluyen el cierre de negocios, así como el distanciamiento físico obligatorio y el confinamiento.
A fecha de 30 de julio, se habían registrado 40.460 casos de COVID-19 que provocaron 1.214 fallecimientos, lo que denota una tendencia al alza de contagios y muertes desde el primer caso registrado el 12 de marzo.
Kely Brunner es una oficial de derechos humanos que trabaja principalmente con defensores de los derechos humanos, periodistas y cuestiones en torno a la participación pública. Alega que el virus ha provocado que la situación de por sí complicada de defender los derechos humanos de esas comunidades se convierta en un auténtico desafío.
¿De qué manera tu forma de trabajar se ha visto afectada por la COVID-19?
Nuestro trabajo con estas comunidades y los defensores de los derechos humanos ahora se realiza totalmente a distancia. Ahora nos mantenemos más en contacto virtual y dependemos mucho más de ello, ya que la información sobre el terreno es información de primera mano. Hemos mantenido un contacto más estrecho, en cierto modo no solo con la sociedad civil, sino también con las autoridades y las instituciones nacionales de derechos humanos. Estamos en contacto permanente con ellos y prestamos otras formas de asistencia técnica.
¿Cuáles son algunos de los grandes retos a los que te enfrentas en Honduras?
Existen muchos, pero que muchos retos para Honduras. Hay retos en cuanto a derechos económicos, sociales y culturales, tales como el acceso a la salud, vivienda adecuada e incluso condiciones de alojamiento. También están los retos relacionados con la discriminación y la estigmatización, debido a la falta de conocimiento por parte de la población. Y sobre todo, existen muchas poblaciones en situación de vulnerabilidad que ya se encontraban en esta situación y esta crisis solo la ha empeorado. Por ejemplo, la comunidad LGBTI se ve extremadamente afectada por la discriminación. Los migrantes están sumamente perjudicados por la discriminación, la estigmatización, al igual que muchas otras poblaciones.
¿Qué está haciendo su oficina para proteger y respaldar los derechos humanos durante la pandemia?
Contamos, sobre todo, con una gran capacidad de promoción, en especial a escala nacional y con las autoridades en instancias superiores. Por tanto, en cierto modo, hemos actuado como defensores y prestado asistencia técnica a las autoridades para poder combatir todos estos retos estructuralmente y más de cerca.
¿Por qué es importante que durante esta pandemia estemos unidos y aunemos fuerzas en pro de los derechos humanos?
Nos hallamos ante una crisis global. Necesitamos agentes globales para afrontarla también internacionalmente. Por tanto, dependemos de la solidaridad internacional y debemos reforzarla aún más, al tratarse de una labor conjunta de todos los agentes del mundo.
4 de agosto de 2020