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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Sesiones sobre Asuntos Humanitarios 2021 del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas Reforzando la asistencia humanitaria para afrontar los retos de 2021 y del futuro: impulsando el respeto por el derecho humanitario internacional, la inclusión, el género, la innovación y la cooperación

23 junio 2021

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Declaración de Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

23 de junio de 2021

Secretaria de Estado Livia Leu,
Embajadora Baeriswyl,
Sr Rajasingham, Excelencias,

Gracias por su invitación a debatir este tema de tanta importancia.  Con el fin de reforzar la asistencia humanitaria para que pueda afrontar los retos que existen en la actualidad, así como en el futuro, nos vemos obligados a impulsar un respeto mucho mayor, por los derechos humanos internacionales y el derecho humanitario; por la necesidad imperiosa de la inclusión, incluyendo respecto al sexo y el género; y por los principios de innovación y cooperación. 

Por encima de todo, los líderes mundiales deben intentar comprender la necesidad de abordar las causas fundamentales. 

La asistencia humanitaria es vital y salva vidas.  No obstante, y en este respecto hablo como médico, esta solo puede aspirar a tratar los síntomas de una patología mucho más profunda.  La ayuda humanitaria no puede lidiar con las causas profundas del conflicto, sufrimiento y desplazamiento. 

Para frenar estas tendencias, y reducir de forma considerable los riesgos y vulnerabilidades a los que se enfrentan millones de personas, necesitamos que los principios de derechos humanos ocupen una posición prioritaria en nuestro análisis y nuestra acción de política con respecto a todas las crisis.  

Excelencias,

Los dos desastres de la pandemia de COVID-19, y el cambio climático en aumento, están empeorando los conflictos y crisis en todo el mundo. 

El virus ha dejado al descubierto los puntos débiles del planeta, muchos de los cuales son situaciones de larga data de sufrimiento y riesgo originados por patrones de violaciones de derechos, discriminación y deficiencias en la protección. Y el virus los ha expandido.

Ha profundizado las desigualdades; ha destrozado sistemas sanitarios y de educación; ha revertido los avances en la igualdad para las mujeres; además de arrojar a millones de personas a la pobreza y el hambre. En muchos países, la pandemia también ha intensificado la represión de libertades fundamentales, que ha supuesto que autoridades acosen, ataquen o detengan a periodistas, manifestantes y muchos otros por criticar la respuesta gubernamental a la COVID-19.

Situaciones de violencia, conflictos armados, amenazas naturales y emergencias de salud pública se suceden unos a otros y se alimentan unos a otros. 

Podemos hacerlo mejor.

Promover soluciones basadas en los derechos humanos ha de ser un eje de todas las respuestas a estas crisis. Este es el mensaje central del Llamamiento a la Acción en favor de los Derechos Humanos del Secretario General, el cual sitúa el apoyo a todo el espectro de los derechos humanos como la base de la labor de todos los equipos de las Naciones Unidas.  
El Llamamiento a la Acción subraya el poder de los derechos humanos para asegurar un desarrollo sólido e inclusivo, una paz sostenible, y sociedades que se basen en la justicia y la confianza.  Impulsando el eje triple de asistencia humanitaria, asistencia al desarrollo y asistencia para la paz, el trabajo en derechos humanos también orienta inversiones específicas para lograr resiliencia a largo plazo y capacidades locales con el fin de abordar las crisis dilatadas en el tiempo. 

Excelencias,

La acción humanitaria no debe quedar desligada del contexto más profundo político y de derechos humanos, y debe venir acompañada de acciones dirigidas a afrontar las causas fundamentales. 

En Yemen, a pesar de los continuos problemas de financiación y una situación general calamitosa de los derechos humanos, la labor de supervisión de los derechos humanos complementa y facilita información a la asistencia humanitaria. Mi Oficina documenta violaciones, así como muertes de civiles, con vistas a una futura rendición de cuentas y prevención, ya que la promoción constante junto con todas las partes de sus obligaciones en virtud del derecho internacional es importante para lograr un efecto disuasorio.

Nuestra labor de vigilancia incluye las violaciones de derechos civiles y políticos, como por ejemplo las desapariciones forzadas, los asesinatos arbitrarios y otros, así como el acceso a alimentos, la educación, la asistencia sanitaria y otros derechos económicos, sociales y culturales.  Esto ayuda a nuestros asociados en la ayuda humanitaria a diseñar una respuesta más integral que se centre en las situaciones específicas de los grupos más vulnerables. Por ejemplo, el conflicto en Yemen afecta de manera desproporcionada a mujeres y niñas, quienes sufren una mayor incidencia de la violencia de género y otros obstáculos para poder acceder a servicios vitales.  Es vital garantizar que se da prioridad en las intervenciones humanitarias a las necesidades de las mujeres, los miembros de comunidades minoritarias, las personas con discapacidades y otras que sufren discriminación sistémica.

De hecho, la marginalización de larga data de determinados grupos en Yemen, que incluyen a minorías, desplazados internos y jóvenes, se encuentra entre las causas fundamentales del conflicto actual.  Las políticas de exclusión y con base en el clientelismo, así como la desigualdad en el desarrollo y la prestación de servicios básicos en todo Yemen, han alimentado las demandas. Nuestra labor continua por promover la dignidad y derechos de todos los yemeníes es vital para sostener los esfuerzos destinados a resolver el conflicto. 

En Myanmar, el golpe de estado del pasado febrero ha desencadenado una crisis grave de derechos humanos, la cual trajo consigo violaciones importantes de derechos humanos por parte de los líderes militares, quienes buscan consolidar su control.   Nuestra Oficina ha recibido informes fidedignos acerca de la muerte de 900 personas, además de otras 5.000 personas que han sido detenidas de forma arbitraria o desaparecidas de forma forzada.  Los civiles que se han visto atrapados en esta violencia se han visto obligados a huir hacia las zonas boscosas de los estados de Chin, Kayah, Kachin, Kayin y Shan, donde cuentan con escaso acceso a alimentos, agua, asistencia médica u otros servicios básicos.  En un gran número de localidades, se están produciendo crisis humanitarias de considerable gravedad.  Además, la situación de los refugiados Rohinyá y de los DI, así como sus perspectivas de volver, ha quedado aun más debilitada.

Esta es una clara demostración de la interrelación existente entre las violaciones de derechos humanos y los desastres humanitarios. A menos que la comunidad internacional pueda abordar los derechos humanos y las causas fundamentales políticas de estas emergencias humanitarias, la acción humanitaria no conducirá a soluciones duraderas y sostenibles, por lo que las necesidades de ayuda humanitaria irán en aumento.

El conflicto en Tigray, en Etiopía, es otro ejemplo urgente. Nuestra Oficina continúa documentando violaciones del derecho internacional, incluyendo contra refugiados y desplazados internos, por parte de todos los actores en el conflicto.  El seguimiento de las repercusiones del conflicto sobre el acceso a alimentos, agua, asistencia sanitaria y otros derechos económicos, sociales y culturales también sigue siendo clave para poder informar a a los organismos encargados de realizar la labor humanitaria.  También participamos en la defensa conjunta con asociados humanitarios para lograr el acceso sin restricciones tanto para actores humanitarios como de derechos humanos. 

Nuestra labor de investigación conjunta con la Comisión de Derechos Humanos de Etiopía nos permite crear capacidad nacional para abordar la impunidad por violaciones del derecho internacional.  De manera más amplia, es evidente que solamente el diálogo inclusivo y los procesos de reconciliación podrán afrontar las causas fundamentales de los conflictos étnicos.  Nuestra Oficina está preparada para respaldar esta labor. 

Excelencias,

Es en períodos de crisis cuando la humanidad puede demostrar el poder de los principios, así como el valor de la cooperación. 

La crisis de la COVID-19 y otros acontecimientos recientes han reforzado la necesidad de una mejor coordinación entre los actores de las esferas humanitaria, desarrollo y de la paz.

Nuestra Oficina se sumó a los esfuerzos interinstitucionales para luchar y responder al impacto de la COVID-19. Nuestras contribuciones aspiraban aumentar la sensibilización sobre las personas que eran dejadas atrás.  También hemos integrado un enfoque basado en los derechos humanos en las orientaciones normativas, los mensajes de promoción y en la respuesta humanitaria global.  Para citar un ejemplo, hemos elaborado conjuntamente con la OMS las orientaciones sobre personas privadas de libertad, la cual se usó en todo el mundo con el fin de animar a los países a encontrar medidas alternativas no privativas de libertad.  Nuestro compromiso continúa en la supervisión del despliegue de la vacuna trabajando junto con el Grupo de Acción Sanitaria Mundial, la OMS y UNICEF. 

Situar a los derechos humanos en un lugar central supone hacer frente a las desigualdades sistémicas, incluso con el refuerzo de la cobertura sanitaria universal, la protección social y la educación, así como el derecho fundamental de todas las personas a participar en los asuntos públicos.  Cuando se silencian las voces, las quejas se hacen más agudas; la polarización y segregación se hacen más profundas; y aumentan las posibilidades de que haya violencia. Al igual que con todos los derechos humanos, la participación e inclusión ayudan a facilitar la prevención.

El momento de que pongamos en práctica estos principios ha llegado. 

Gracias.