Resumen

El pueblo de Myanmar sigue soportando una situación de deterioro de los derechos humanos y de crisis humanitaria. Una junta militar ilegítima quiere hacer creer al mundo que solo ella puede devolver la paz y la estabilidad al país. Nada más lejos de la realidad. Después del golpe de febrero de 2021, se han acrecentado las violaciones de los derechos humanos, los actos de violencia, la opresión, la arbitrariedad y la pobreza.

Las fuerzas de la junta han respondido a las pérdidas sobre el terreno con una campaña generalizada de violencia contra los civiles que ha incluido una escalada de los ataques aéreos contra las aldeas y el incendio de decenas de miles de viviendas. Persisten los desplazamientos y el sufrimiento humano a una escala masiva, exacerbados por la recalada del ciclón Mocha en mayo de 2023 y las cínicas restricciones impuestas por la junta a la asistencia humanitaria. Cerca de 20.000 presos políticos se encuentran actualmente en prisión, donde muchos soportan torturas y viven en condiciones atroces. Los rohinyás siguen afrontando violaciones sistemáticas de los derechos humanos en Myanmar y un rápido deterioro de las condiciones en los campamentos de refugiados de Bangladesh.

En el presente informe, el Relator Especial describe unas condiciones en Myanmar que deberían ser motivo de grave preocupación para los Estados Miembros. Sin embargo, también reseña novedades que ofrecen una vía de avance hacia un enfoque internacional más eficaz de la crisis. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha hecho recientemente un llamamiento público a que se conciba una nueva forma de hacer frente a la crisis en Myanmar. En el presente informe se mencionan ejemplos oportunos de nuevas ideas y medidas, como las sanciones impuestas sobre el combustible aeronáutico y a las principales instituciones financieras de las que depende la junta. El Relator Especial formula una serie de recomendaciones e insta a los Estados Miembros a que sigan reforzando y coordinando las medidas de apoyo al pueblo de Myanmar, que ha demostrado un valor y una tenacidad notables en su defensa de los derechos humanos y en su empeño por poner fin a esta crisis.