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Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Declaración de Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, al final de su misión a Malasia

04 junio 2024

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Volker Türk responde a preguntas de periodistas durante una conferencia de prensa en las Oficinas de las Naciones Unidas en Putrajaya, el 4 de junio de 2024. Créditos: Fotografía de Mohd RASFAN / AFP

Kuala Lumpur, 4 de junio de 2024

Buenas tardes, selamat petang y gracias a todos ustedes por reunirse con nosotros hoy aquí.  

Ha resultado muy positivo volver a Malasia* en un momento de grandes oportunidades, de un vasto potencial, y de varios desafíos en la esfera de los derechos humanos, a nivel nacional, regional e internacional.  Estoy agradecido con el Primer Ministro Dato Seri Anwar Ibrahim por haberme invitado a visitar el país precisamente en estos momentos, y al Gobierno por facilitar esta visita.

A la vez que Malasia se prepara para asumir la Presidencia de la ASEAN el año próximo, nosotros confiamos en que su liderazgo sirva para afianzar el programa de derechos humanos de la ASEAN y para inyectar un renovado vigor a la respuesta internacional ante crisis como la situación catastrófica que vive Myanmar.  Esta semana entablaré también un diálogo con la República Democrática Popular Lao acerca de su presidencia actual.

Tres años después del golpe militar, más de tres millones de personas se encuentran desplazadas internamente en Myanmar, teniendo una necesidad considerable de ayuda humanitaria, a la vez que la población anhela de forma desesperada el fin de la violencia y la anarquía.  Malasia ha dejado clara su firme oposición al golpe militar, y acoge actualmente a refugiados procedentes de Myanmar, incluyendo a Rohingya.  En mis conversaciones con un grupo diverso de refugiados y refugiadas procedentes de Myanmar, así como con funcionarios del gobierno de Malasia, quedó patente que las expectativas son muy altas en cuanto al papel de la ASEAN a la hora de resolver la crisis actual en Myanmar, situando a la vanguardia de este impulso la ayuda humanitaria y la protección de civiles, y sin perder de vista la necesidad de una solución urgente ante una situación insostenible como esta.  El papel de liderazgo de Malasia como futuro presidente de la ASEAN será un aspecto clave a este respecto.

En el mundo polarizado y plagado de tensiones geopolíticas que vivimos actualmente, la cooperación activa de Malasia con instituciones multilaterales como el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, así como con mi Oficina y con organismos de derechos humanos de las Naciones Unidas, es especialmente bien recibida y muy necesaria para poder seguir avanzando.

Acaba de concluir la revisión de Malasia conforme con la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. Como ha señalado la CEDAW en sus observaciones finales, Malasia ha de adoptar medidas inmediatas con el fin de incrementar la representación de las mujeres en puestos de responsabilidad, la cual es actualmente muy pequeña.  Mi Oficina está preparada para brindar su apoyo para poner en práctica las recomendaciones que elabore este Comité de las Naciones Unidas.  Acojo con especial beneplácito la aprobación de la Ley contra el Acoso Sexual, la Ley contra el Acoso y Hostigamiento, así como la Ley contra los Delitos Sexuales contra Niños.

Malasia ha ratificado tres tratados internacionales de derechos humanos.  También he ofrecido nuestro apoyo para avanzar en la ratificación de los otros seis instrumentos principales internacionales de derechos humanos por parte de Malasia, y que incluyen el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

Existen numerosas oportunidades para seguir construyendo a partir de los avances en derechos humanos que se han conseguido en los últimos años y para que las semillas plantadas en el programa de reformas empiecen a dar fruto a la hora de hacer frente a los desafíos persistentes.  La forma en que Malasia consiga lidiar con estas cuestiones determinará su futuro, y es aquí donde los derechos humanos pueden servir como brújula.

En mis reuniones con muchos representantes comprometidos de la sociedad civil, miembros de la Comisión de Derechos Humanos de Malasia (SUHAKAM) y con parlamentarios y parlamentarias, se plantearon distintos temas fundamentales: el desarrollo sostenible, incluyendo el derecho a un medioambiente limpio y saludable; las empresas y los derechos humanos; las desigualdades económicas; problemas sociales, incluyendo la discriminación por razones de género, discapacidad, raza u orientación sexual; el espacio cívico y la libertad de expresión; así como el trato de migrantes y refugiados; además de las contradicciones entre la legislación nacional y la ley islámica (sharia).

El modo en que una sociedad trata a su población más vulnerable supone una medida clave para evaluar su progreso, así como una prueba de fuego para evaluar su protección social y de los derechos humanos.  Celebro la visión nacional que engloba los valores de Malasia Madani, la cual trata sobre humanidad, inclusividad, sostenibilidad, además de una gobernanza justa y efectiva.

Celebro la enmienda constitucional propuesta para permitir a las mujeres malayas transmitir la ciudadanía a sus hijos e hijas con los mismos criterios que lo hacen los hombres malayos.  Confío en que se den todos los pasos posibles para abordar otras formas de apatridia.

La abolición de la pena capital prescriptiva y la reducción del número de delitos castigados con la pena de muerte son ambas medidas altamente positivas, y yo espero además que esto allane el camino para la introducción de una moratoria sobre el uso de la pena de muerte.  Aprecio asimismo las iniciativas diseñadas para despenalizar la posesión de pequeñas cantidades de drogas ilegales, es importante que se adopte un enfoque basado en los derechos humanos y en la salud a la hora de gestionar el problema de las drogas.

La Ley de Seguridad Interna, la cual se utilizó ampliamente de forma indebida con el fin de penalizar el ejercicio legítimo de la libertad de expresión, fue finalmente derogada en 2012.  Será conveniente también llevar a cabo una revisión de la Ley de Sedición de la era colonial, así como otra legislación vaga y demasiado general como es la Ley de Delitos contra la Seguridad (Medidas Especiales) (Sosma).  Leyes como la Ley de Comunicaciones y Multimedia, la Ley de Reunión Pacífica y la Ley de Imprentas y Publicaciones continúan siendo usadas contra los defensores y defensoras de derechos humanos, incluyendo a los defensores de derechos humanos medioambientales.  Para que una sociedad pueda sacar partido de su creatividad, innovación y progreso, las personas deben ser capaces de expresar opiniones discrepantes sin miedo a represalias.

La puesta en marcha del primer Plan de Acción Nacional sobre Empresas y Derechos Humanos creado en el país supone otro avance significativo, y yo confío en que se finalice pronto, en consonancia con los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Tengo claro que existe una necesidad de un plan general de migración basado en los derechos humanos.  Insto al Gobierno a que ponga fin a la criminalización de los migrantes irregulares y a que desarrolle alternativas a la detención de inmigrantes, que acoja de forma especial a los niños y niñas y otros grupos en situación de vulnerabilidad.

Malasia no se encuentra sola tampoco a la hora de dirimir con la explotación, la extorsión y los malos tratos de trabajadores migrantes con bajos ingresos, que incluyen a empleados domésticos extranjeros.  Apelo al Gobierno a asegurar un acceso igualitario a la justicia, y que incluya asistencia letrada gratuita, para todos los migrantes, ya estén documentados o indocumentados.

Sería relevante que el Gobierno adoptara un sistema integral de protección de refugiados que sirviera para afianzar la condición jurídica de los refugiados y refugiadas y les permitiera su acceso a empleos, educación formal, atención sanitaria y a otros servicios esenciales.

También hago un llamamiento al Gobierno a que reanude el acceso a centros de detención por parte de los órganos nacionales de supervisión y de ACNUR. Escuché relatos preocupantes de parte de distintos interlocutores acerca de las condiciones severas y los malos tratos recurrentes en los centros de detención, denuncias que deben ser investigadas.

Es importante detener las campañas de desinformación y el discurso de odio dirigidos contra migrantes y refugiados.  Las múltiples contribuciones que aportan los migrantes a la sociedad han de ser validadas, respetadas y valoradas.  De acuerdo con varios estudios encargados por mi Oficina, una amplia mayoría de la población malaya reconoce las ventajas que la migración aporta a la economía y sociedad malayas.  Cerca del 63 por ciento de los encuestados estuvieron de acuerdo en que nuestras comunidades son más sólidas cuando todos nos apoyamos unos a otros, y más de la mitad de ellos afirmaron que todos debemos ayudar a otras personas sin importar quienes estas sean o de dónde provengan.

Los movimientos contra los derechos, incluyendo a aquellos que instrumentalizan las creencias religiosas para incitar al odio o la intolerancia, continúan proliferando en numerosas partes del mundo, tanto en línea como fuera de línea.  Insto a toda la población malaya a que resista todas las provocaciones al odio, y que en su lugar mantengan una postura firme a la hora de conservar la rica diversidad del país, así como su tradición de inclusividad y cordialidad.

Al tiempo que Malasia avanza en su desarrollo económico, yo he escuchado de manera alta y clara, de boca de muchas de las personas con las que hablé durante mi visita, su deseo de que este progreso esté arraigado en los derechos humanos, y de seguir siendo ambiciosos en materia de derechos humanos, con un ámbito de aplicación lo más amplio posible.

Con su vibrante sociedad civil, un poder judicial sólido, además de una institución nacional de derechos humanos plenamente consolidada, confío en que Malasia continúe aspirando alto en materia de derechos humanos.  La Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, incluyendo a nuestra Oficina Regional para Asia Sudoriental, se mantiene dispuesta a prestar su apoyo.

Terima kasih, gracias.

*Türk estuvo destinado en Malasia entre 2004 y 2008 como Representante de la Agencia para los Refugiados de las Naciones Unidas. 

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Viajan con el Alto Comisionado: Ravina Shamdasani - ravina.shamdasani@un.org

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