Katura Halleday: “Los jóvenes de hoy son los líderes de mañana”
11 octubre 2019
Katura Halleday cree en la igualdad y se ha fijado la misión de promover el derecho a la educación de calidad para los niños, en particular para las niñas de su edad, en diversas partes del mundo.
La joven comenzó su labor de activista de derechos humanos hace dos años, a la edad de 12, cuando empezó a trabajar con niños en Bali. Un año después, en Mozambique, Katura compartió su pasión artística con tres niñas que amadrinaba y con sus condiscípulas en la escuela Rey de Reyes de Beira, una institución auspiciada por la organización caritativa Mission Educate, una entidad confesional australiana.
“Siento una gran pasión por el arte, que para mí siempre ha sido algo muy cercano, y cuando estaba en Mozambique esa pasión me ayudó a superar las barreras, porque el arte no es solo un lenguaje, sino todos los lenguajes, un idioma universal como la música y la danza”.
Katura experimentó un “choque cultural inverso”, no en Mozambique, sino cuando ella y su madre regresaron a su hogar en la región de Gold Coast en Queensland (Australia), donde les esperaban su padre y su hermana pequeña, Matika. En ese momento, Katura comprendió hasta qué punto había dado por sentada su vida en Australia.
“Por entonces tenía 13 años y mientras estuve allí [en Mozambique] conocí a muchos niños que tenían más o menos mi edad y comprendí que, en muchos aspectos, eran iguales a mí”, afirma. “Todos tenían sueños, esperanzas y pasiones. Querían llegar a ser abogados, profesores o técnicos. Pero la diferencia entre ellos y yo era que ellos tenían muy pocas oportunidades de lograrlo, en comparación con las muchas oportunidades que tenemos aquí”.
Katura decidió que iba a ayudarles. Empezó a investigar y descubrió que en el mundo hay 1.800 millones de jóvenes, la mayoría de ellos en países en desarrollo, que carecen de acceso a la educación. “Por distintas razones, algunos a causa de la pobreza y otros por motivos políticos o de género”, explica. “A mí, al principio, eso me pareció incomprensible, en particular porque en mi mundo había tantas oportunidades para todos”.
La joven quería hacer algo más en pro de la escuela Rey de Reyes de Mozambique y empezó a recaudar fondos y a sensibilizar a sus compatriotas, mediante la presentación de un documental titulado “Katura’s Story” [La historia de Katura], filmado durante su estancia en Mozambique, que mostraba escuelas y actividades del país. En los últimos nueve meses, logró recaudar más de 130.300 dólares australianos para la escuela, en especie y en efectivo.
La activista también tiene en proyecto celebrar en noviembre próximo un concurso de arte titulado “Educar Ocho por Ocho”, para escolarizar a más niñas en Mozambique. Y aspira a que este concurso se convierta en un evento anual abierto a más participantes, por conducto de una plataforma de Internet. Matika, la hermana menor de Katura, se ha incorporado a estos esfuerzos. Entre ambas ilustraron un libro titulado “Rina’s Story” [La historia de Rina] que trata de una niña que debe encontrar la fuerza y el valor para hallar el camino que la llevará de vuelta a casa. Los beneficios de la venta del libro se usarán también para ayudar a promover la educación en Mozambique.
En opinión de Katura, los derechos de los niños son los criterios mínimos necesarios para vivir dignamente.
“Todos los niños y las niñas del mundo, quienesquiera que sean y dondequiera que estén, merecen una vida digna”, asegura con fervor. “Los niños deberían ser libres para escoger su modo de vida y la manera en que desean expresarse, y qué tipo de gobiernos van a apoyar. Deben estar protegidos contra los abusos de los poderosos y deben tener la capacidad necesaria para frenarlos”.
Katura añade que todos los niños deberían ser capaces de satisfacer sus necesidades básicas, tales como la alimentación, la vivienda y la educación, de modo que puedan aprovechar plenamente todas las oportunidades que se les ofrecen”.
“Los niños deberían ser capaces de desarrollarse plenamente hasta la edad adulta y de aplicar sus cualidades humanas, tales como la inteligencia, la creatividad, el talento, las competencias y la empatía, para asegurar su propio futuro”, declara. “Y es responsabilidad de quienes ahora pueden hacer oír sus opiniones la tarea de velar por que se cumplan esos criterios mínimos para el beneficio futuro de los 1.800 millones de niños que viven actualmente en el mundo”.
Katura dirige un llamamiento a los líderes mundiales para que formulen políticas, compromisos y estrategias orientadas a incrementar la participación y la autonomía de los jóvenes.
“Hay que instruirlos para puedan tener voz en estos asuntos y para que crean en que pueden marcar la diferencia. No podría decirles hasta qué punto resultó alentador el hecho de que 77 Estados Miembros mencionaran a los jóvenes en sus declaraciones nacionales durante la conferencia de las Naciones Unidas del año pasado”, afirma. “Pero estas ideas y declaraciones tienen que traducirse en actos, porque de otro modo nada va a cambiar”.
“Para que las generaciones futuras puedan vivir en un mundo en el que prevalezcan el desarrollo sostenible, la paz, la seguridad y los derechos humanos, es preciso educar a todos y cada uno de los jóvenes de hoy y no solo a los que han nacido en familias privilegiadas”, añade la activista.
Este año, el mundo celebra el 30º aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, el tratado de derechos humanos que ha logrado el mayor número de ratificaciones en la historia. La Convención protege los derechos de todos los niños, en cualquier lugar, a vivir libres de discriminación, violencia y abandono, y estipula que los niños tienen derecho a la educación.
En el Día Internacional de la Niña, este 11 de octubre, celebramos a Katura y Matika Halleday y a muchas otras niñas que cada día demuestran su espontaneidad e indomable energía.
11 de octubre de 2019